Si yo fuera candidato
Por el correo de las brujas me he enterado de lo que alguna gente, tras bambalinas, se ha dejado decir contra mí ante el rumor de que yo podría postularme como candidato para las elecciones de 2026. Ante eso, doy a conocer hoy aquí algunas de las delicias que me dedican mis potenciales rivales políticos para, desde ya, menearme la rama y mandarme nocaut a la lona.
¿La plata o la vida?
Donde todo se vende y todo se compra a rajatabla, sin margen para la mirada espléndida, la sonrisa obsequiosa o la mano indulgente.
Llegabas de emergencia a un hospital y si no depositabas antes $1000 te pudrías en la banca de la entrada esperando a nadie.
El choque del siglo
El país se acerca cada día a un dramático choque planetario entre dos poderes extremos que sellará su destino inmediato.
La supercolisión entre la oligarquía con sus élites de lujo y el pueblo con sus ciudadanos de a pie.
Que alguien me diga quién soy
Sin haber consumido yo alucinógeno, opioide o estimulante alguno, ni siquiera un jarabito pa la tos, he llegado, por fin, a la gran conclusión de mi vida. A la de que yo no soy yo y, por arrastre, ustedes tampoco ustedes.
Columna cumpleañera
Ayer, mientras desayunaba mi «pinto» con huevos, me entró una llamada repentina al celular:
–Buenos días. ¿Don Edgar?
–A la orden.
–Le llamamos de la funeraria La...
–¿Qué… ya me quiere enterrar?
–No, no… (risa nerviosa), este…
–Se equivocó de Edgar…
Abran paso que viene el pueblo
Puedo escuchar a nuestro pueblo cada vez más cerca viniendo a recuperar su patria querida. Puedo oír su trote firme y decidido hacia el altar del poder a reconquistar la democracia que, por designio histórico, es suya y solo suya. Sí, sí. No me equivoco. ¡Escuchen…!
Mis siete chicas
Déjenme soñar con la tierra bendita que una vez nos acogió a muchos en su regazo. Como el sol que una vez fue, con su calorcito de fogón y noble corazón, veo hoy a mi Costa Rica diluirse bajo el oleaje revuelto de la globalización. La criolla, la chirota, la vernácula... Dicho en un suspiro: «mi terroncito vacilón».
¡Aló! ¿Con algún ser humano, por favor?
No sé ustedes, pero cuanto más prodigiosa se vuelve la tecnología de las comunicaciones, más echo de menos la lengua humana.
Mi apuesta del siglo
Les tengo un notición. Buenísimo para unos, no tanto para otros: me he propuesto llegar a los 125 años…
Ciudadanos de a pie, pero en pie de lucha
Hoy salí del brazo de Pilar y mi hijo Alonso de la Asamblea Legislativa rumbo a la gran manifestación cívica y, no bien caminamos un metro, la perdimos.
Las farmafias
No existe un lugar en el mundo donde el precio de los medicamentos sea tan escandalosamente astronómico como en Costa Rica. Empecemos con un ejemplo:
En busca de un imposible
Tengo la vida entera de andar buscando un imposible: la mejor playa de Costa Rica. ¿Cómo debe ser esa playa? ¿De belleza inmaculada: mágica, exuberante, sobrenatural? ¿La del primer amor, el primer beso, el primer apretón?
Escapado, rematado y mal portado
Todos lo sabemos, pero por discreción y modestia nunca lo decimos y menos nos ufanamos. El nombre con el que los conquistadores españoles bautizaron a nuestro país es el más sexi del mundo.
Ni Poder, ni Judicial, ni nuestro
Paso por la inmensa pena de anunciarles que el Poder Judicial ha muerto. Ha muerto para el soberano llano y plano. Y Montesquieu, su inspirador, y nosotros, sus beneficiarios, lo sentimos y lloramos.
¡A tu salud, vida!
Quizá por haber nacido yo en una base militar del cielo en la tierra, desde niño me inculcaron la cultura del «propósito de enmienda» para nunca repetir los pecados que cometía.
Mi secreto de Estado
Voy a revelar hoy una intimidad. Una confidencia que dedico a mis lectores indulgentes y a mis detractores inclementes. Hace treinta años, en 1995, viendo la incontenible descomposición de nuestro sistema político, tomé una decisión:
La pelea del fin del mundo
La madre naturaleza guarda en la física cuántica –el universo de lo más pequeño– uno de sus mayores y más preciados misterios. Más que guardarlo, lo blinda, lo encripta, hasta hacerlo inexpugnable.
¡Ese beso extraviado!
Estaba yo esa mañana en el parque de Nicoya cuando una dama de traje blanco inmaculado se me acercó y, con gran sigilo, me dijo algo muy al oído.
A la vejez, espuelas
La vejez pasa por varias etapas y me acabo de enterar de que estoy en la última. En la de cuando, de noche, me empiezo a asustar de mí mismo. Nadie nunca me lo había dicho.